domingo, 18 de junio de 2017

OJO ROJO



OJO ROJO

Corresponde al signo más común y constante de cualquier inflamación ocular: la vasodilatación. La valoración inicial del ojo rojo incluirá anamnesis y exploración. En la Tabla I se resumen las cuestiones y síntomas imprescindibles a explorar ante todo ojo rojo, más adelante se explican las particularidades de cada cuestión. Mediante estas exploraciones seremos capaces de apreciar los signos más relevantes para el diagnóstico diferencial del ojo rojo 


Dolor: 
Cuando el dolor es de origen ocular nunca suele presentarse como un síntoma aislado; si se acompaña de inyección ciliar, edema corneal y disminución de la agudeza visual, incluso síntomas vegetativos, deberemos pensar en un glaucoma agudo o en ulceras corneales. No obstante la molestia más frecuente que se asocia al ojo rojo es la sensación de cuerpo extraño. Es habitual que el dolor como tal no se corresponda con patología ocular, sino con neuralgias, migraña u otros procesos. En ocasiones el paciente refiere una sensación como pinchazos, como un clavo, de 1 o 2 segundos de duración, que corresponde a un subtipo de cefalea sin otra trascendencia clínica. 

Agudeza visual: 
En muchas ocasiones el paciente refiere visión borrosa como consecuencia de un lagrimeo o secreción excesiva, que desaparece cuando se parpadea, siendo ésta característica de las conjuntivitis. Solo cuando se afecta la cornea por un edema (queratitis o uveítis) se ve reducida la agudeza visual. 

Blefaroespasmo, lagrimeo y fotofobia:
Suelen ser típicos en casi cualquier afección ocular, siendo la ultima especialmente frecuente en infecciones intraoculares y ulceras corneales.

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